domingo, 28 de febrero de 2016

Semana 17. Los gatos “arañan”.


Semana 17.  Los gatos “arañan”.
22/02/2016

Pocas novedades para esta semana. La rehabilitación sigue su curso, de momento con los mismos ejercicios y ahora, además, me ven un par de alumnos en prácticas, bajo la supervisión de Cristina. Uno de ellos, Jaime, se pone conmigo y me va dando movimiento y comprobando los avances en fuerza y movilidad. Me ha dicho que va a hacer su trabajo sobre mi lesión, todo un honor (o no, por ser un caso “clínicamente interesante”), la verdad que no he visto ninguna lesión igual, de los dos tendones a la vez.

En los ejercicios del plato voy mucho mejor, ya puedo mover las dos pesas sin demasiado esfuerzo, y con la electroestimulación aguanto muy bien todo el ciclo poniéndome de puntillas.

Ya puedo conducir bastante bien y sigo caminando a diario. Al terminar me pongo un poco de hielo durante 10-15 minutos, no se me inflama, pero así parece que me relaja y a la vez me refresca.

He comenzado a dar los paseos con un poco más de desnivel, y las subidas no suponen demasiado esfuerzo, las sensaciones son muy buenas. Las bajadas las hago con mayor prudencia y de momento sigo evolucionando en tiempos y distancia.

He probado a meterme los gatos, me entran, sí, pero al ser altos del talón y encajarse tanto y tan arriba me hacen daño. Tendré que esperar a que la cicatriz esté más dura, o ir buscando nuevos modelos…






domingo, 21 de febrero de 2016

Semana 16. “Mejor con botas”.

Semana 16. “Mejor con botas”.
15/02/2016



Esta semana he empezado a poner más peso en el plato, dos pesas, parece que sería sencillo, pero no, el primer día me costó un montón, casi no podía completar los ocho minutos. Mi intención era continuar con la misma rutina, ocho minutos delante y ocho minutos detrás. Las dos pesas delante bien, pero al pasarlas a la parte de atrás me costaba mucho, y llegar a los ocho minutos resultaba toda una proeza. Además, el talón izquierdo me daba algo de guerra y se me hinchaba un poco y notaba una especia de “picor” en la parte posterior del pie. Fui viendo la manera de hacerlo más llevadero. Y probando, he visto que lo mejor es empezar con una pesa, primero 4 minutos, y los siguientes 4 con las dos. Y cada día ir reduciendo/ampliando. Hasta el viernes conseguir empezar con una pesa durante 2 minutos y los 6 restantes con las dos. Mucho mejor así. He notado la evolución día a día.



El ejercicio de elevar talones ha ido mejorando también día a día. Ya consigo mantenerme los quince minutos arriba sin demasiado esfuerzo.



En casa me pongo hielo un par de veces al día y he recuperado el bálsamo de tigre, me alivia mucho y me da sensación de frescor, mejor que el Traumeel.



También he observado que las zapatillas me provocaban, sobre todo en el talón izquierdo, una inflamación justo en la zona de encima del tobillo, hacia el talón, coincidiendo con el borde de la zapatilla y el comienzo de la cicatriz, donde está más abultado. He probado con unas botas suaves de senderismo y la verdad es que hay una gran diferencia. Pensé que la cicatriz rozaría y me molestaría, pero no, al contrario, me resulta más cómodo y no se me hincha la parte de la cicatriz, así que ahora intento usar las botas siempre que puedo. Tampoco me molestan para conducir, sí, para conducir, pues ya prácticamente puedo coger el coche sin molestias y poco a poco voy ganando en seguridad y en independencia.



Continuo caminando entre una hora y media y dos horas diarias, cada vez a mejor ritmo y ya he “subido” algún repecho, las sensaciones son buenas y no hay molestias. Noto los gemelos mucho más fuertes y ya me canso menos. Ahora a coger forma.



Estoy muy contento y animado, hay veces que me da la sensación de que puedo hacer “cosas normales”, pero tanto la doctora como la fisio me han recordado que esto requiere su tiempo, y que sea paciente y cauto. Me encuentro muy bien y las molestias son muy pocas, lo que me hace pensar que voy lento y que podría avanzar más, pero ellas tienen razón, no hace tanto estaba en la silla de ruedas, muletas, botas… todo ha ido pasando relativamente rápido, pero la recuperación lleva su tiempo y he de respetarlo. Con mucha moral mi objetivo ahora es ir fortaleciendo y comenzar a hacer alguna subida para coger fondo.






domingo, 14 de febrero de 2016

Semana 15. “100 días”.

Semana 15. “100 días”.
08/02/2016

Empiezo la semana con muchas ganas. Ese nuevo ejercicio de elevar los talones me supone un reto que tendré que superar. Es duro al comienzo, pero con el paso de los días voy viendo que me cuesta menos y el viernes, al fin, elevo con fuerza y me mantengo arriba, incluso soltando la mano de la pared para mantener el equilibrio. Me voy superando.

Igualmente, el viernes, Cristina me dice que para el lunes próximo iré poniendo más peso en el plato y que haré también el movimiento lateral, izquierda derecha.

Todas las tardes salgo a caminar, entre una y dos horas, intento alargar lo que puedo, y veo que voy más cómodo por la tierra que por el asfalto. A veces noto los talones cansados, y siento como un ligero picor por dentro, por otra parte, tengo la piel más suave que nunca, tanta crema hidratante, masajes y cuidados, hace que mis pies luzcan como nunca.

El  miércoles, después del ejercicio de elevar los talones sentí molestias en la zona de la cicatriz izquierda. Un picor y una sensación de rigidez. Se lo comenté a Cristina, y después del masaje me aplicó hielo durante diez minutos. Me alivió bastante y salí caminando de la clínica mucho mejor, pero al llegar a casa, después del bus, noté de nuevo la misma sensación, así que me volví a aplicar hielo y desapareció la molestia. El jueves y viernes, durante el masaje, me ha probado la fuerza del pie, tanto hacia arriba como hacia abajo, sujetando y yo apretando en sentido contrario, la sensación es buena.

El fin de se semana me animé a coger el coche el viernes fui a recoger a Paula. Los primeros kilómetros me resultaron extraños, incluso un poco molesto con el embrague, pero a la vuelta iba con mejores sensaciones. El sábado bajamos al cine y ya me encontré mucho más cómodo, al fin y al cabo es muy rutinario.


Esta semana he completado las primeras 20 sesiones de rehabilitación, siento que no he hecho una gran variedad de ejercicios y el esfuerzo, salvo el ejercicio de elevar los talones, me parece muy suave, pero puedo decir que me encuentro mucho mejor. Buena movilidad, poco dolor (algo de rigidez a veces), y el tono del gemelo ya es mucho más “aceptable”. Caminar ya no me agota tanto. El miércoles pasé por el roco y estuve haciendo algunos ejercicios a ras de suelo, para ir recuperando fuerza también en brazos y dedos. 






domingo, 7 de febrero de 2016

Semana 14. “Vida normal”.

Semana 14. “Vida normal”.
01/02/2016

La semana comienza con mucho ánimo y nervios. El lunes, después de la rehabilitación, ya en casa, pruebo a quitarme las botas y paso la tarde en zapatillas, por casa, y la verdad es que muy bien. Qué razón tenía el médico cuando me dijo hace un par de semanas que esto cambiaba casi por días.

Al fin llegó el esperado momento de la consulta. El martes me bajé a la Clínica con Carlos, dándole descanso a Pablo, no tengo prisa y hay margen de sobra después de rehabilitación, y así no tengo que esperar allí tanto tiempo.

Es llamativo como siendo una clínica especializada en traumatología, en las salas de espera no hay una gran consideración con los pacientes, pues los acompañantes se sientan tranquilamente con los “tullidos” y al ir normalmente con retraso las consultas, muchos tenemos que esperar de pie, ante la indiferencia de estos que están, en principio, “sanos”. Muletas, botas, no conmueven a jóvenes o mayores, pero bueno, en sus conciencias irá, o seguramente ni eso, pues para mí que ni se dan cuenta de ello.

Es mi turno, paso y lo primero que me pregunta es que si he llevado zapatillas. Le comento que he practicado un poco e inmediatamente me invita a quitarme las botas y caminar por la consulta para ver qué tal me defiendo. Tras los primeros pasos, un tanto indecisos, camino un poco y me dice que ya me puedo olvidar de las botas y que haga “vida normal”. Me quedo sorprendido, pero me explica que ya puedo caminar, sin límite, y que vaya intentando hacer mi vida. Evitar golpes, saltos, carreras, usar calzado cómodo, y me manda 30 sesiones más de rehabilitación (aunque aún me queda la semana siguiente completa). Me verá en un par de meses, coincidiendo con el fin de la rehabilitación para ver si puedo agacharme y andar de puntillas. Me dice, otra vez, que me va a dejar listo para correr, cosa que me alegra. Le pregunto por el tema de la escalada y alpinismo y me contesta que tendré que hacer ejercicios específicos, pero que no tendré problema alguno.

Salgo con las botas en la mochila y camino con otro garbo por los pasillos. Encima Jony, que subía para casa, para a recogerme, evitando así el pesado transporte público.

Un nuevo cambio, éste muy grande, pues aunque tengo alguna pequeña dificultad al caminar, ya estoy en la tan esperada última fase, sigo sin tener dolor y la rehabilitación va lenta pero segura.

Sin pérdida de tiempo comienzo a caminar por las tardes, primero por el pueblo y después por la dehesa, por la pista, con pocos baches, y casi voy más cómodo por terreno un poco irregular, mejor que el duro asfalto.

Estoy caminando entre una hora y tres cuartos a dos horas, termino cansado, pero día a día noto que voy fortaleciendo también tobillos y los gemelos parece que ya no cuelgan tanto.

Me encuentro al médico en la cafetería, antes de entrar a rehabilitación, y le pregunto por el tema de conducir, pues con tantas cosas se me pasó comentárselo en la consulta. Me dice que sí, que lo intente, que tengo movilidad y que seguramente podré hacerlo, aunque vaya probando para ver qué sensaciones tengo. Ya veremos.

Voy a ver a la doctora de cabecera y le cuento las novedades. Me da un par de semanas más para verme de nuevo.

Para rematar la semana, Cristina (mi fisio) me dice que el viernes haremos un cambio en la electroestimulación. Llegado el momento, me coloco descalzo, sobre una toalla, de cara a la pared. Haré ejercicios concéntricos. Esto consiste en ponerme, igualmente, los electrodos en los gemelos y a la vez que noto la descarga eléctrica elevo los talones. Hago una prueba y me quedo clavado. Parece que peso 500 kilos, una sensación de impotencia me invade por completo. Hago un segundo intento, esta vez me concentro y consigo elevarme. Tengo que mantenerme arriba unos segundos, mientras dura la corriente, bajar cuando corta para volver a subir de nuevo. Son quince largos minutos, pero pongo empeño y consigo hacer todas las repeticiones. Charly, el auxiliar, me dice que tranquilo, que es el primer día, que la semana próxima me irá mucho mejor. Me voy contento para casa con ganas de salir el fin de semana.

El finde camino por las mañanas un buen paseo y luego descanso, noto que me falta fondo.

Por último, he probado a sentarme al volante de nuevo. He movido los pedales, pisando, suave, más fuerte, y me he decidido a arrancar el coche. He hecho algunas maniobras y las sensaciones no han sido malas, pero prefiero estar más fuerte y confiado para salir a carretera. Ya queda menos.