domingo, 27 de diciembre de 2015

Semana 8. Walker a 0º

Semana 8. Walker a 0º
28/12/2015

Esta semana he notado un cambio bestial. Puedo desplazarme mucho mejor con las muletas. Es más fácil mantener el equilibrio e incluso salgo de casa bajando los dos escalones ya sin la silla. Puedo ir hasta el coche en muletas y, aunque no quiero abusar de plantar en exceso, me da mucha más movilidad.

Sigo notando el pie izquierdo un poco más tieso. Al ponerme la bota izquierda siento que me tira más del talón. Rápidamente cede y no me molesta. Siento un ligero dolorcillo en los tobillos, nada insoportable, creo que estaban un poco oxidados por la falta de movimiento, o al menos espero que sea sólo eso. También he notado un pequeño dolor en el gemelo izquierdo, lo atribuyo a que me he apretado demasiado las tiras de velcro de las botas. Pero son molestias muy ligeras.

Ahora sí que he notado un avance muy grande en cuanto a movilidad. Mejor, pues son las fiestas de Navidad y así he podido bajar a cenar con la familia e incluso a hacer algunas compras, con la silla, claro, pero al menos las maniobras más complicadas con la silla las puedo hacer poniéndome en pie y ayudándome con las muletas, e incluso algún movimiento sin ellas.

Me encuentro muy animado, no es que vaya a salir de cotillón en Nochevieja, pero sí que esto de moverse un poco más independiente da mucha vidilla. Salir al jardín yo solo, tomar el sol, mirar con los prismáticos las cordadas que aprovechan estos días de vacaciones con tan buen tiempo…


Semana 7. Walker a -7,5º. Primeros pasos.

Semana 7. Walker a -7,5º. Primeros pasos.
21/12/2015

Al fin llega el momento de probar a dar unos pasos. Recién levantado he cambiado la posición de la bota a -7,5º, aún desde la cama, no he podido aguantar más. Me he vestido y me he puesto en pie para abrocharme los pantalones, apoyado en el pie de la cama, eso sí, el equilibrio es muy complicado de mantener, pero se nota ya que el pie va buscando su ángulo natural.

Miguel viene a verme a media mañana y probamos a dar los primeros pasos con muletas. Me levanto bien de la silla, como un resorte. Cojo las muletas y doy unos pasos, titubeante, muy inseguro, voy hasta el sofá y me siento. No me ha gustado mucho la sensación.

Salimos al porche y hacemos un pasillo entre la mesa y la barandilla, me pongo en pie, y sin muletas voy agarrándome a la barandilla y apoyándome en la mesa, esto es otra cosa, me da más seguridad y voy cogiéndole el punto a eso de dar pasos a lo “Robocop”, hasta tal punto que esa misma tarde, con la ayuda de Paula, grabo unos pasos con mensaje navideño.

Coincidiendo con el estreno de la séptima parte de Star Wars, hago mi propio cartel de película, “Star Walk”. 

A lo largo del fin de semana y los días siguientes, voy caminando, la silla va quedando aparcada cada vez en más ocasiones, y ya con las muletas puedo ir y venir. Como ya no me pincho la eparina, intento levantarme varias veces y estirar un poco las piernas. Los talones ni me duelen, no así los tobillos, que parecen estar oxidados y hay que ir dándoles uso de nuevo.

Esto ya me da otra perspectiva. Espero poder salir en breve a dar unos pasos por la calle, aunque reconozco que la silla era más cómoda para los desplazamientos más largos.




Semana 6. Walker a -15º. En pie.

Semana 6. Walker a -15º. En pie.
14/12/2015

Las semanas van cayendo, sigo con mi cuenta particular de los días, buscando un numerito para cada uno de ellos. El cambio de ángulo apenas lo noto, un poco más en el pie izquierdo, que me da la sensación de tenerlo más rígido que el derecho, pero sigo sin dolor ni molestia alguna de momento, y que dure.

Necesitaba ropa del armario y me he puesto en pie, ha sido una sensación extraña, pero me he aguantado bien, las botas sujetan una barbaridad, no me daba sensación de apoyar en mis pies, han sido unos segundos, pero me ha encantado cambiar de perspectiva, estaba ya un poco harto de ver la vida desde la posición de sentado. Es difícil mantener el equilibrio, el ángulo que forma el pie con al pierna y el suelo no me permite estar cómodo, a ver cuando se acerque más al ángulo recto.

Sigo teniendo visitas y la verdad es que he cogido algunas rutinas en cuanto a actividad, televisión, lecturas. Miguel sigue viniendo casi todas las mañanas y Pablo me da un rato de cháchara telefónica a primera hora, así que está siendo bastante llevadero.

La cocina me da un poco de libertad y por lo menos puedo seguir sintiéndome útil, estoy limitado, pero al menos puedo cocinar, es una gozada poder enredar, a veces la cosa se complica, pero al final acabas por defenderte.



Semana 5. Estreno botas. -22,5º

Semana 5. Estreno botas. -22,5º
07/12/2015

Al fin voy a la clínica a quitarme los puntos. Miguel, una vez más, me sirve de conductor, esta vez a la Clínica Cemtro. Paso a la enfermería y en un momento férulas fuera. Los pies ya tienen mejor aspecto. En  unos segundos me quita los puntos y yo a esperar a que me vea el Traumatólogo y a colocarme las walker.

Una vez en la consulta, el médico regula las botas, empezaré a -22,5º y cada semana iré bajando -7,5º. En cinco semanas tengo que volver, para entonces tendré la bota ligeramente hacia arriba, +7,5º. Será el momento de dejar libre la fijación del tobillo para que este pueda moverse y comenzar con la rehabilitación. ¡Qué ganas!

Le pregunto al médico que cuándo podré apoyar, me dice que en un par de semanas, que hasta entonces no apoye y que siga durmiendo con las botas. Para cuando empiece a apoyar podré empezar a mover el pie sin forzar, pero sólo arriba y abajo y ya me dejaré de pinchar la eparina. Bien, vamos viendo avances.

Sigo entretenido en casa, con mis ejercicios y mis lecturas, he aprovechado para ver Star Wars completo, las seis pelis, y  salgo a tomar el sol al porche de vez en cuando, pues con la silla puedo bajar el escalón gracias a la rampa que nos han prestado, así al menos no tengo sensación de encierro. Aprovecho las pocas salidas para disfrutar de la calle.





Semana 4. Última con las férulas.

Semana 4. Última con las férulas.
30/11/2015

Paso por el centro de salud para hacerme una última cura antes de quitarme los puntos. Los pies ya tienen mejor aspecto, menos hinchados y con mejor color. Es una cura de puro trámite.

Esta semana estoy entretenido buscando las botas. Cómo mola esto de tener tiempo. Por internet localizo varias páginas, unas de venta “on-line”, otras de ortopedias, y hay una gran diferencia de precios. Las botas son aparentemente iguales, una aparatosa escuadra con unas sujeciones de velcro, y unas ruedas graduadas que se pueden mover para conseguir distintas inclinaciones.

Después de varias páginas y llamadas, consigo unas al mejor precio en Alcobendas. Al menos el seguro de Mapfre me devolverá el 70% del importe. No está mal. Los precios oscilan desde los 198 euros hasta los 85, por bota. No sé si habrá mucha diferencia de unas a otras, echo un ojo por internet y parecen que están dentro de lo normal, así que las encargo y a ver quién puede bajar a por ellas.

Como no puedo parar quieto, llevo ya varios días enredando, en la cocina ya me defiendo bastante bien y teniendo las cosas a mi altura voy cocinando y poniendo la mesa, así cuando llega Nuria ya tengo todo preparado para comer. Es una gozada sentirse útil y menos dependiente.




Semana 3. Revisión Enfermero y Traumatólogo.

Semana 3. Revisión Enfermero y Traumatólogo.
23/11/2015

El viernes estuve en la clínica. La Enfermera me quitó las férulas y me dijo que los puntos estaban bien, pero no muy secos, vio la posibilidad de quitarme la mitad, aunque me dijo que mejor esperara una semana más, pues esa zona no tiene mucha “chicha” donde coser y era muy probable que se me abrieran. Yo le dije que si no había problema que por mí ninguna pega, que tenía que volver en quince días a consulta y que me los podía quitar todos entonces. En eso quedamos. Aprovechando que no tenía las férulas, va a buscar al Médico que me verá luego en consulta para que eche un ojo a los puntos. Viene y me dice que todo tiene muy buen aspecto. Me vuelve a poner las férulas y a esperar.

Ya en la consulta del Traumatólogo me comenta un poco el procedimiento que seguiremos. Tengo que volver en quince días y llevar unas botas tipo Walker que me colocarán ellos. Son articuladas, por lo que cada semana tengo que ir restando unos grados. Empezaré con el pie un poco hacia abajo y semana a semana iré subiendo los dedos para así ir tensando los tendones e ir recuperando flexibilidad. En cinco semanas, ya después de las fiestas, volveré, me dejará la bota libre del tobillo y empezaré la rehabilitación. Vamos según lo previsto. Es lento, pero es lo que hay.

En casa me encuentro más animado. Ya voy teniendo al menos una visión en perspectiva de lo que puedo esperar y planes, aunque de momento tengo dos semanas más de reposo con las férulas.

Sigo con mis lecturas, casi todos los libros son de montaña y escalada. La verdad es que me apetece volver mucho al monte, moverme e incluso escalar. Ya veremos.



Semana 2. Sin novedad.

Semana 2. Sin novedad.
16/11/2015

La segunda semana pasa sin pena ni gloria, sigo en reposo total, voy al centro de salud a mirarme los puntos, Miguel está ahí  haciendome  compañía y de chófer. La verdad es que los pies tienen un aspecto aterrador, deformados, amoratados, y cuando me veo las costuras me da la impresión que no ganaré un concurso de belleza. Pensé que la cosedura sería más estética, pero entre la hinchazón y el color el aspecto no es el mejor. 

He terminado con los antibióticos y los puntos están perfectos. La semana que viene vuelvo a la Clínica, puede que me quiten los puntos y el traumatólogo me dirá como voy.

Ya más organizado en casa aprovecho para leer cosas que tenía pendientes, así como libros que me han dejado.

Sigo con mis ejercicios gimnásticos, abdominales y mancuernas. He recuperado una power-ball que tenía por ahí y también juego un rato con ella. No estaría mal tener una barra y hacer unas dominadas desde la silla. Echo de menos el entrenamiento del roco.




viernes, 25 de diciembre de 2015

Semana 1. Inmovilizado.

Semana 1. Inmovilizado.
09/11/2015

La primera semana va pasando a buen ritmo, visitas, lecturas, aún un poco desorganizado. Muchos buenos propósitos, aunque tampoco espero hacer nada demasiado especial, sí que sé que de aquí va a salir algo bueno.

A los tres días de salir de la clínica me acerqué al centro de salud para que la enfermera me curara los puntos. Estoy tomando antibióticos y anti inflamatorios, lo mejor es que sigue sin dolerme. La enfermera me dice que los puntos están bien, que no hace falta que vaya a curarme. Yo le indico que en la clínica  me dijeron que cada 3-5 días me curara, así que iré un par de veces por semana.

Me han prestado una silla de ruedas y con ella me puedo manejar bastante bien por casa, así que armado de paciencia voy pasando los días. Las visitas, los libros y películas me hacen los días llevaderos, así que de momento no me aburro.

El médico me dijo que moviera las piernas, flexionando las rodillas. Me planteo un plan de ejercicio diario, series de abdominales llevando las rodillas al pecho, empiezo con 5 series de 15, con intención de ir subiendo una por semana. También hago algo de mancuernas, ejercicios para hombro, pecho, bíceps y tríceps, lo que puedo desde el sofá. No quiero perder mucha fuerza por la inactividad, pues mis movimientos, de la silla al sofá y a la cama, los hago a pulso, sin plantar los pies en el suelo.


miércoles, 4 de noviembre de 2015

Martes 3 de noviembre. En casa. Día 1 de recuperación.

Martes 3 de noviembre. En casa. Día 1 de recuperación.

Después de desayunar, pasa el médico a ver qué tal he pasado la noche y me dicen que me puedo ir para casa, que vuelva a consulta en quince o veinte días.

Tendré que pincharme eparina a diario, pues voy a estar sin moverme. Tomaré una semana antibióticos y diez días anti inflamatorios, así que al menos no voy a tener que medicarme mucho. Viene un enfermero, me quita la férula, me cura los puntos y me vuelve a poner la misma.

Salimos de la Clínica y lo primero es solucionar el papeleo para el tema de bajas y demás... Empieza la recuperación. Día 1.


Ya en casa voy preparando mi campo base, van a ser muchos días, meses, así que tiempo habrá de ir viendo lo necesario para estar lo mejor posible. 

Me pasan muchas cosas por la cabeza, lo primero, ¿me recuperaré bien? simplemente para andar y poco más… luego ya avanzo en proyectos más ambiciosos. Deporte, bicicleta, montaña, escalada… ¿Tendré ganas, ánimos, miedos? Seguro que sí, pero en este momento no he perdido los ánimos, así que vamos a empezar por recuperar, paso a paso, siguiendo las instrucciones y poniendo todo el empeño necesario (incluso un poco más), por mí no va a quedar.




martes, 3 de noviembre de 2015

Lunes 2 de noviembre. La operación.

Lunes 2 de noviembre. La operación.

A primera hora llegan las enfermeras, hoy no hay desayuno. Pasa el anestesista,  los médicos, me informan sobre la operación, así que ya solo queda esperar.

Pasa el tiempo y no vienen a recogerme. Me llaman por teléfono de Mapfre, maldito papeleo, que les falta el parte firmado por mí, que si no, no pueden autorizar la operación, no me lo puedo creer, le saco una foto y se lo mando por correo electrónico, y al rato vienen a buscarme, increíble tanta burocracia, menos mal que estoy bien, si llego a estar en malas condiciones no sé qué hubiera pasado.

Me bajan a quirófano, menudo ambientazo, todo gente joven, es lunes y les digo que ojito, que estén atentos. El médico me dice que estuvo de fiesta el finde, era Halloween, y le digo que ponga toda su atención, que son mis dos piernas.

Me sedan un poco y al momento me ponen la anestesia, epidural, así que les oigo hablar, como muy lejos, y noto que me hurgan, pero como si fuera un masaje.

En cuanto me quiero dar cuenta me están sacando del quirófano y me llevan a la sala de reanimación. Estoy consciente del todo y se me ha hecho muy corto, calculo que han tardado como una hora y cuarto. Estoy en la sala, y me parece un poco absurdo, pues veo a la gente entrar y salir y yo ahí, tan tranquilo, así que me suben a la habitación y me dan de comer.

Nuria va a recoger a Paula y echamos la tarde allí con mis padres y mis hermanas. 

Las piernas se van despertando, es una sensación muy extraña, pues tenía todo (TODO) dormido, y veo que aún hay cosas que no despiertan, me tranquilizan, es normal. Me dicen que tengo que expulsar la anestesia, pero como no siento nada no puedo, así que me avisa que si no lo consigo, me tendrán que poner una sonda, y se obró el milagro…

Pasan los doctores a verme y les pregunto que cómo fue la operación, me dicen que muy bien, que tenía rotura total de ambos tendones, pero que ha quedado todo bien cosido y que va a quedar como nuevo.

Cenita y a dormir, mañana para casa.

Según se acerca la noche y la anestesia deja de hacer efecto, noto molestias en los pies, parece que me bombean, una sensación como cuando te aprietas mucho las botas y te molestan hasta los cordones. Así que me ponen una bolsa de Nolotil por vena, al rato se asoma la enfermera y le digo que no mejora, así que me pone un chute de morfina que hace que pueda descansar toda la noche, Esperaba ver algunas luces de colores o sueños alucinantes, pero no, tan sólo me quedé relajado.


lunes, 2 de noviembre de 2015

Domingo 1 de noviembre. Clínica Cemtro.

Domingo 1 de noviembre. Clínica Cemtro.

A primera hora de la mañana se presenta un enfermero para tomarme unas muestras de sangre, estoy esperanzado con que me operen hoy y empezar cuanto antes la cuenta de la recuperación, pero al rato llega una auxiliar con el desayuno y me dice que hoy no me operan, que desayune tranquilamente.

Al no operarme, vienen dos auxiliares y me dicen que si me pienso que voy a estar todo el día en la cama, les digo que no, que si me dan una silla me voy de paseo, me ofrecen darme una ducha y yo acepto encantado. Menuda aventura, que si traen una grúa, que si se queda sin batería, y yo, sintiéndome como un muñeco, pues me puedo mover sin dificultad de rodillas para arriba, así que me paso de la cama a la silla sin problema, me pego una ducha, que me sabe a gloria, y luego nos vamos de paseo por la Clínica, pasillos, ascensores, cafetería.

Paso el domingo con visitas de mi familia, amigos, Nuria allí al pie del cañón, y yo tranquilo. Aprovecho para llamar a mi jefe y decirle que al día siguiente no iré a trabajar.

Al fin llega la noche y deseando amanecer para que me operen. Duermo bien, no me duele y las férulas no me incomodan demasiado.




domingo, 1 de noviembre de 2015

Sábado 31 de octubre. De Hospitales.

Sábado 31 de octubre. De Hospitales.

Al llegar al Hospital está Nuria esperando en la puerta de Urgencias, no hay sitio para aparcar, así que le digo que aparque tranquilamente, que estoy bien y que mientras me van mirando, ella tiene tiempo de sobra.

Paso a Urgencias, me preguntan que qué ha pasado, les cuento lo de la caída y me llevan a un box. Una auxiliar muy amable y con años (unos cuantos) de experiencia, me da una bata y una bolsa y me dice que me quite toda la ropa (excepto calzoncillos). Obedezco y espero.

Aparece una muy joven ¿doctora? interesada, muy interesada, en saber la altura exacta de la caída, en el parte médico habían puesto 2 metros y al decirle yo 4 ó 5, parece que no le cuadra. Bueno, pues da igual, pues no, me dice ella, pues eso, 4 ó 5. Me mira, le doy el CD con las radiografías, se va, vuelve, me toca, se vuelve a ir, pero nada. Al rato vienen dos doctoras, supongo, estás ya más mayores, como un año o así más que la anterior, tal juventud no me inspira mucha confianza,  la verdad, me preguntan que cómo me lo he hecho, me dicen que me dé la vuelta, me aprietan los gemelos, me dicen que presione con la planta del pie contra su mano y apenas puedo hacer fuerza, nada, son tajantes, “Tienes rotos los dos tendones de aquiles, hay que operar”. Pueden hacerlo allí, pero que mi médico está en Torrejón y que me tendrían que trasladar.

Me quedo como noqueado, los dos tendones rotos, operación… bufff, les digo que si me dan un momento para pensar, tengo que rehacerme un poco. Pasa Nuria y vemos las posibilidades, intento pensar de forma objetiva y viendo lo que pueda venir en cuanto curas y rehabilitación. Llamo al seguro de la Fede y me dicen que para autorizar la operación tengo que mandar el informe, pero que hasta el lunes no me lo autorizan. Me parece alucinante, vaya un seguro. Descarto esta opción.

Entre Torrejón y Sanse, decidimos Sanse, pues al final está más cerca de La Cabrera, y ya que estoy aquí…

Llamamos a las doctoras y les digo que sí, que me operen. Me dicen que para eso tengo que hacer un cambio de médico para que me corresponda ese hospital. Les contesto que sin problema y me dicen que ese trámite se hace el lunes, que lo haga y vuelva. Me parece alucinante, los dos tendones rotos y me quieren mandar a casa, solucionar papeleos y volver para que me operen. Les expongo que no me parece normal y que sólo me queda la opción de ir a Torrejón, a lo que contestan que muy bien, que es casi lo mejor, pero que me apresure, pues se va haciendo tarde y en los turnos de urgencias ya se sabe, cuanto más tarde más cansados y más trabajo… ¡¡¡Alucino!!! Es más, que si tengo coche que mejor me vaya por mis propios medios, que si me piden una ambulancia no saben lo que puede tardar.

En fin, repuesto del momentazo, me colocan dos férulas para inmovilizarme, y tras pedir un par de veces el alta, me sacan a la puerta. Me voy con la bata, pues, para qué vestirme? si voy a otro hospital. Me monto en el coche como puedo y venga, a la M-40 camino de Torrejón.

En eso me llama Pablo, para interesarse por mi estado, me estaba asegurando y se quedó un tanto preocupado, pero gestionó las llamadas a Mapfre y a los bomberos en un segundo. Le cuento un poco la película y me dice que eso de Mapfre no le suena nada bien, que es muy extraño. Que va a hablar con el Presidente de la Federación y que si llego a Torrejón antes de que me vuelva a llamar que espere un momento antes de entrar en Urgencias.

Pues nada, llegamos al Hospital y esperamos en el aparcamiento. En ese momento vuelve a llamar Pablo y dice que no, que en la web de la Federación hay un parte, se rellena y automáticamente se envía a Mapfre y ya está firmado y sellado, que si le doy mis datos me lo rellena y me lo envía. Así que yo, en la puerta del hospital, con la bata, las dos piernas escayoladas y esperando a recibir el parte… de película.

Una vez terminado el trámite y recibido el correo con el parte, nos ponemos de nuevo en marcha, ahora destino a la Clínica Cemtro, a ver qué ocurre, pues ya me puedo esperar cualquier cosa.

Llegamos ya cerca de las siete, y allí ya parece que se instaura la razón, al fin. Lo primero me bajan, me ponen una silla de ruedas y les cuento la película. Les reenvío el correo, imprimen el parte y firmo dos copias. Parece que ya está, menudo papeleo, lo que hace el no estar informado (Gracias Pablo por ese trabajo de campo).

Me llaman a laconsulta y me ve el traumatólogo de Urgencias, no es capaz de abrir el CD con las radiografías, me quitan las férulas, echa un vistazo y, efectivamente, rotura de ambos tendones aquíleos. Aún guardaba una remota esperanza, pero no hubo suerte. Le pregunto que si tiene arreglo y me dice que sí, que en seis meses volveré a subir montañas, eso al menos me anima.

Me dejan ingresado a la espera de si me operarán al día siguiente, domingo, o ya el lunes con una cirugía programada.

Me suben a la habitación y justo es la hora de la cena, me doy cuenta de que no he comido nada desde que desayuné esta mañana, un día muy largo y ni pizca de hambre.

Me hacen un electro y una resonancia de ambos pies, por si acaso me operan mañana.




Sábado 31 de octubre. Patones. Grajo Free.

Sábado 31 de octubre. Patones. Grajo Free.

Había quedado para ir a Patones, aun siendo sábado, con Sevi y Danielo sabía que evitaríamos las aglomeraciones, así que para el sector Grajo Free, sé que no me menearía mucho pero con estos dos figuras salvaría la mañana. Había quedado, además, con Susana, así que echaríamos el rato buenamente.

Calentando, aparece Pablo Velasco, así que vamos cambiando de vías y empezando a sudar, el sector se va animando, y pronto empieza a haber cordadas por todos sitios.

Susana se tenía que marchar pronto, me bajo a la parte dura y veo que éstos están dándole a Canguingos y Patas de Pez, larga y dura (7a), Pablo está en lo más alto a punto de superar el paso, pero no lo consigue y vuela unos metros, el desplome es tal que queda muy separado de la pared y no puede remontar, así que le bajan y lo volverá a intentar.

Me ofrezco a asegurarle, así Dani y Sevi pueden escalar en otras vías, pero como Pablo acaba de bajar y quiere descansar un poco antes de volver a intentarlo aprovecho y subo yo, unos metros, pues esa vía está totalmente fuera de mis posibilidades, así que me ato y para arriba.

Voy haciendo los primeros metros y me doy cuenta de que es de esa roca anaranjada, suave y babosa que tan poco me gusta, pero bueno, el comienzo es fácil, aunque algo escalonado. Al superar la tercera chapa veo que hay un desplome interesante, las marcas de magnesio parecen indicar el camino y hago un primer intento. Veo la secuencia, pero la siguiente chapa queda por encima del desplome y hay que darse el paso sí o sí, aún teniendo la cinta puesta. Pablo me flashea los movimientos, pero el agarre de la mano derecha no me da toda la seguridad que me gustaría. Reculo y me lo pienso, total, hasta aquí ya está bien, pienso en bajarme, sólo tendría que destrepar un par de pasos fáciles y para abajo, pero no, decido darle otro pegue y allá voy, subo pies, cojo la mano derecha, saco la izquierda a la que parece buena y está llena de magnesio, pero no, hago el movimiento con poca fe y no la cojo bien, no era tan buena como creía (Pablo luego me dice que tendría que haberla cogido de frente) y el pie izquierdo resbala al perder la mano y me voy abajo. No era consciente de lo lejos que estaba la chapa anterior, la caída parece limpia pero, de repente, me veo clavado en una repisa que había unos metros más abajo, me coge totalmente por sorpresa, no me lo esperaba, y un dolor intenso estalla en ambos pies. Pablo me pregunta si estoy bien, le digo que me baje, me he hecho daño. Según me va bajando, al acercarme al suelo me doy la vuelta, no quiero apoyar, el dolor es punzante, pienso, bastante alarmado, que me he partido los dos tobillos, el impacto ha sido grande, calculo que unos 4-5 metros.

El dolor casi ha desaparecido, me quedo sentado, los tobillos no tienen mal aspecto, pero me arde un poco la parte posterior de ambas piernas, justo debajo de los gemelos, me miro, todo parece normal, excepto ambos tendones de aquiles, están laxos y eso me da mal rollete. Le digo a Pablo que no puedo andar y de inmediato llama a los bomberos, que no tardan en aparecer. Mientras, vamos llamando al teléfono de partes de accidente de la Fede, pues esto no pinta muy bien.

Me pregunto que para qué me he metido en esa vía, esta caída parece seria, que seguro que me he hecho algo, por otra parte me miro y quiero ver que no, que a lo mejor es el golpe… Inmediatamente me rehago, digo, bueno, estoy aquí abajo, hay que pensar en lo que viene, no en lo que pasó. Así que, aprovechando que no hay dolor, me quedo allí tumbado, hablando con algunos compañeros que vienen a interesarse y a ofrecerme alguna manta y ánimos.

En media hora llega el helicóptero, y unos minutos más tarde aparecen cinco bomberos corriendo, me localizan y ven las opciones de evacuación, donde estamos, el helicóptero no puede bajar, así que me inmovilizan ambas piernas y me suben en camilla unos metros a una pequeña plataforma hasta donde se acerca el aparato con el cable desplegado. Se coloca sobre la camilla, a unos metros, y un bombero se ancla y juntos subimos a la vez que se va separando de la pared y recogiendo el cable. Cruzamos el cañón y se posa sobre un cerro. El operador de grúa y el bombero meten la camilla dentro y nos elevamos de nuevo. Hay buen ambiente, bromas, yo, como voy sin dolor, estiro el pescuezo todo lo que puedo, es mi primer vuelo en helicóptero y voy a disfrutarlo, aunque me hubiera gustado hacerlo en otras condiciones.

La verdad que el rescate se hace a buen ritmo, deprisa pero no a lo loco, me dan una gran sensación de seguridad y a la vez con amabilidad y buen humor. Al encontrarme yo bien y animado es todo más fácil. Estoy muy agradecido a estos profesionales, pues en un momento me sacaron de allí de la mejor manera.

Llegamos a El Molar, allí nos esperan varias personas con una camilla. En cuanto nos posamos en tierra, me bajan, me cambian de camilla y me pasan al Centro de Salud.

Les tranquilizo y les digo que voy bien, que no me duele y me dicen que me van a hacer unas radiografías para ver si me he roto algún hueso. Las radiografías indican que no tengo nada roto (óseo), pero que puede que tenga dañados los tendones de aquiles, así que me mandan al hospital de Sanse para que me vea un traumatólogo. Me dan el informe y las radiografías en un CD, me suben a una camilla y de viaje a Sanse, donde comienza una de las tardes más surrealistas que haya tenido jamás.